Archipiélago de San Blas - Un desierto tropical
La matanza de aborígenes durante la conquista del Caribe los hizo huir en sus botes hasta las islas panameñas y desde ese momento decidieron luchar por su territorio. Ahora el Archipiélago de San Blas es el hogar de los indígenas Guna; que forman parte de la comarca Guna Yala. Pero además es un sitio para disfrutar de un desierto con clima tropical.
El lugar, conocido antes como el Archipiélago de las Mulatas, brinda a los extranjeros una experiencia completamente natural.Es un conjunto de 365 pequeñas islas e islotes de las cuales 329 están desiertas, solo 36 están habitadas por los aborígenes y unas 100 ni si quiera tienen nombre. Pero esto no parece ser malo, puesto que en estas condiciones los aborígenes preservan el lugar y pintan de color y tradición la costa norte del Istmo, al este del Canal de Panamá.
Original
Los indígenas guna son conocidos por su arte decorativo en las muy brillantes y coloridas molas; nombre que se le da a sus vestimentas. Pero también por impedir que los extranjeros compren y exploten sus tierras. Han cuidado sus hermosas playas de arena blanca y sus aguas transparentes donde se hallan con frecuencia tortugas marinas y estrellas de mar.
Lo único que han permitido es la instalación de un aeropuerto en la isla El Porvenir que se usa para vuelos de cabotaje a nivel nacional; la única manera de obtener las provisiones necesarias para vivir. Incluso la comunicación entre las islas que componen las tres regiones de la comarca, se realiza en cayucos; pequeños botes de madera, llamados Ulus. Aunque para el turismo utilizan botes de fibra con el motor fuera borda.
Los lugareños se dedican a la caza y a la pesca, pero han tenido que incursionar en el turismo. Ellos ofrecen una experiencia cultural y cobran 5$ por la entrada de un panameño y 10$ por un extranjero.
Han conservado su espacio hasta tal punto, que quien decide ir hasta San Blas va a encontrar hospedaje, pero en albergues o en chozas, ambos hechos de paja, piso de arena y paredes de bambú; tal como ellos viven. También permiten acampar en carpas, pero nada elaborado que atente contra sus tradiciones. Y si algún visitante comete una infracción tendrá que regirse por las leyes de la isla, porque ellos se autogobiernan. Una de las leyes impide el buceo con botellas porque va en contra de los principios de la etnia.
Diferencias
Las islas más visitadas por los turistas son Aguja o Iguana. Ambas están provistas de agua dulce, comedor, baños, duchas y hasta luz eléctrica generada por un grupo electrógeno. Allí se encuentran también pequeños espacios recreativos que permiten hacer fogatas por las noches; o practicar vóleibol o fútbol de playa durante el día.
Otros islotes, como Anzuelo, Iskardup, Isla Pozo, Chichimé, Pelícano, Elefante Bidirdub o el Perro permanecen intactos. Esperan que los visitantes puedan explorar sus bellezas. Son espacios de completa naturaleza, paz y tranquilidad.
Entre tantas islas destaca la llamada Diablos, que a pocos metros de su playa de agua turquesa tiene hay un barco hundido. El lugar es el preferido de mucho para hacer snorkeling con la compañía de miles de peces.
Traslado a San Blas
Desde la capital panameña hasta el muelle de Cartí, donde se toman las lanchas hay tres horas de recorrido en jep 4x4. El camino no se puede recorrer en un vehículo de tracción inferior porque al final no está acondicionado para ello. En avión pueden salir desde el aeropuerto de Albrook hasta el archipiélago en un vuelo de 30 minutos.
Una vez en el archipiélago es recomendable contratar una lancha que haga un recorrido por diferentes islas, pero eso costará alrededor de 25 dólares. En las islas pobladas hay tiendas surtidas para los clientes. Incluso hay pequeños restaurantes que ofrecen sencillos platos con un costo de entre 10$ y 18$. Sin embargo, en otras sólo hay arena y mar; así que hay que dotarse antes de agua potable y alimentos si se quiere explorar y disfrutar de un lugar relajado y desierto.
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